Mucho de lo que siempre quise escribir y no pude sobre el tan prolongado conflicto entre árabes e israelíes, lo ha publicado el ensayista mexicano Enrique Krauze en su columna de El País, de España. Era yo bastante adolescente, casi un niño, cuando abría las páginas del único diario, el Granma obviamente, que llegaba a nuestra antigua casa de madera, allá en el pueblito de Cueto, y leía las noticias sobre nuevas incursiones del ejército hebreo en territorios ocupados, o nuevas matanzas, o nuevos atentados selectivos, o nuevas guerras contra otros países árabes vecinos. Ni una línea dedicada jamás a los miles de muertos del otro bando. Esas bajas no cuentan cuando informar con objetividad no es la misión de los medios de prensa, como sucede todavía en la Cuba de Fidel y Raúl Castro.
Cuando los medios reflejan sólo una cara de la verdad, subliminalmente alientan en los lectores o espectadores la inclinación por la duda. Y no sólo por la socorrida -y muy cierta- ecuación de que nunca son tan malos los malos ni tan buenos los buenos, sino por un elemental sentido de respeto hacia el otro, hacia la pluralidad, que es la negación de aquello que tan torpemente reflejan diarios como Granma o Juventud Rebelde. Eso sucedía y sucede aún en ese país mío, de donde un día salí convencido de que regresaría, pero sólo cuando ningún hombre de traje verde o del color que sea se atreva a pisotear mi condición de demócrata, con el mismo rencor que ese par de femeninos pies pisan en la foto la bandera con la estrella de David.
Nada atentaría más contra la verdad en el caso del conflicto árabe-israelí que apagarle la luz, mediáticamente hablando, a un bando en beneficio ciego de otro. Pero no se olviden de la objetividad. Los radicales islámicos, como esta mujer o este miliciano, que no todos los árabes lo son, tengamos eso presente, juran todos los días que borrarán del mapa a Israel y a todos los infieles de occidente, y por muchas razones que Javier Marías tenga para creer que no hay que hacerles demasiado caso, lo último que puede hacer el mundo libre es esperar cruzados de brazos por nuevos 11 de septiembre. Y si no, relean aquí.
Esta vez, Krauze ha hablado por mí y por muchos que sé piensan como yo.
una de las cosas que mas me impacto luego de salir de cuba, fue descubrir que la prensa cubana no hace mas que reproducir el estilo agresivamente antisemita de la prensa internacional, a la hora de tratar el tema israel. cuando reviso periodicos como el pais, al que soy asiduo, lamento la forma tan discriminatoria de asumir la verdad sobre este asunto. el comentario de krause es una excepcion en medio del mar de informes donde la gastada imagen de los pobrecitos palestinos masacrados es exaltada para hacer mas acusatoria la actitud del israel sanguinario y desproporcionado. hasta cuando la supuesta prensa libre nos querra manipular de manera tan burda, tan a la cubana podriamos decir? de tal modo la mayoria de las veces no paso de leer los titulares, me resulta suficiente para constatar lo ya sabido. recuerdo aquella etapa en que el lamentable periodico granma publicaba a diario numero por numero de los palestinos muertos, sin hablar jamas de los danos que estos producian en israel. uno de los pocos analistas politicos que he leido con certeza sobre este asunto, es carlos alberto montaner, quien ha sabido comprender y admirar al estado israelita, a la vez que manifestarlo abiertamente. pienso que el mundo se divide en dos: los que estan a favor de israel y los que estan en contra. y mira los ejemplares de los primeros: los paises mas ricos y desarrollados. y mira los segundos: la furrumalla extremista y comunista, entre los que podia faltar la coalicion de la pobreza politica de america latina, con cuba a la cabeza. biblicamente hay promesas de bendiciones para los que amen a israel y maldiciones para los que lo odien, no hay que esperar tiempos futuros para comprobar la realizacion de la profecia, hoy se esta haciendo.
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