Monday, April 11, 2011
Watch This: Sobre la Declaración Universal de Derechos Humanos
Friday, October 29, 2010
Delfín Prats editado en México
Celebro la aparición en Monterrey, México, de una selección de poemas del escritor cubano Delfín Prats. Exilio transitorio, que así se llama el volumen, ha sido publicado por el sello Mantis Editores este año y debe estar presentándose por estos días en Holguín, la ciudad de Cuba donde reside Prats.
La selección y el prólogo corrieron a cargo del también poeta mexicano Luis Aguilar, quien certeramente ha apuntado:
"Perseguido en una época y marginado siempre, Delfín ha construido un exilio transitorio: el tiempo en que se aviene a su escritura. Entonces sale no sólo del país, sino de sí mismo, porque su amasiato con la palabra no tiene fronteras, razones, determinismos, sexo o ideologías. Es fiel consigo mismo, y a la poesía la honestidad le resuta suficiente para convertir en esplendor cualquier caos.
"Aunque fresca y al mismo tiempo nutrida de la mejor tradición literaria, la obra de nuestro poeta es, sin embargo, poco conocida fuera de su país. La razón de tal oscuridad radica tal vez en la rigidez de la academia, la obediencia temerosa o la envidia pura y llana. Y a pesar de ello, el poeta se aferra al terruño con la fidelidad cancerosa de los derrotados, aunque ni siquiera escribe desde ahí, como interpretan otros exiliados y sus propios malquerientes. Escribe desde la verticalidad transparente de la poesía. Nada más hace falta."
He escrito antes sobre Delfín en este blog. Puede leerse aquí.
La selección y el prólogo corrieron a cargo del también poeta mexicano Luis Aguilar, quien certeramente ha apuntado:
"Perseguido en una época y marginado siempre, Delfín ha construido un exilio transitorio: el tiempo en que se aviene a su escritura. Entonces sale no sólo del país, sino de sí mismo, porque su amasiato con la palabra no tiene fronteras, razones, determinismos, sexo o ideologías. Es fiel consigo mismo, y a la poesía la honestidad le resuta suficiente para convertir en esplendor cualquier caos.
"Aunque fresca y al mismo tiempo nutrida de la mejor tradición literaria, la obra de nuestro poeta es, sin embargo, poco conocida fuera de su país. La razón de tal oscuridad radica tal vez en la rigidez de la academia, la obediencia temerosa o la envidia pura y llana. Y a pesar de ello, el poeta se aferra al terruño con la fidelidad cancerosa de los derrotados, aunque ni siquiera escribe desde ahí, como interpretan otros exiliados y sus propios malquerientes. Escribe desde la verticalidad transparente de la poesía. Nada más hace falta."
He escrito antes sobre Delfín en este blog. Puede leerse aquí.
Friday, October 22, 2010
La casa de Baquero
Hoy en Diario de Cuba, de Madrid:
La casa de Baquero
Un novelista español ha contado su visita al manicomio de Herisau donde pasó sus días el escritor suizo Robert Walser. En su afán especulativo (cree que Walser fingió su locura para aislarse del mundo, es decir, se autoimpuso la desaparición), se entrevista con el actual médico-jefe del asilo, pero éste le muestra los informes que corroboran el desorden mental del autor suizo.
Bajo la nieve, el tour del ibérico continúa y se va al cementerio donde está la tumba de Walser. Toma unas cuantas fotos. Ya antes ha recorrido sitios memorables de la historia literaria europea: el Café Odeon, donde estuvieron James Joyce y Francis Picabia, y donde alguna vez bailó Mata-Hari; el Cabaret Voltaire, punto de inicio del movimiento dadaísta y luego cueva de los surrealistas.
Muy cerca del Voltaire tenía su casa un famoso activista político ruso, luego regicida encargado de ascender al quepis ferroviario a la categoría de atuendo de revoluciones, de quien se dice que jugó una partida de ajedrez con Tristan Tzara en una calle de esa misma Zurich recorrida ahora por el novelista español.
Alguien le comenta los avatares del Cabaret Voltaire a lo largo de las dos últimas centurias: restaurante grasiento en los años veinte, sitio decorado como una casa de campo en los treinta, discoteca de mala reputación en los setenta, bar gay en los ochenta, adquirido en 2002 por un banco suizo y finalmente ocupado por jóvenes auto titulados neodadaístas que llenaron de graffitis sus paredes.
Al final de su viaje, le ronda la idea de la desaparición, entendida ésta como la posibilidad del hundimiento en lo común del mundo.
Maleza y escombros
En algún punto de su recorrido vital, el escritor cubano, ese ser constantemente punzado por la necesidad de tomar partido, deberá preguntarse a partir de cuáles asideros reconstruirá su pasado, es decir, se propondrá una “no-desaparición”, tal vez descifrada esta como un reencuentro consigo mismo y la anulación de la imposibilidad de seguir adelante.
A escala de país, ya sabemos, en Cuba se ha ensayado el tópico de la prisión que captaba la atención de Michel Foucault, aquel sitio en el cual “el poder no se oculta, no se enmascara, se muestra como tiranía llevada hasta los más ínfimos detalles”. Sin embargo, ¿qué va a suceder con aquellos escritores que han sido desaparecidos por una expresa voluntad de poder? ¿Cómo comenzar a recuperar, mucho más allá de lo parcial o lo simbólico, ese trozo de memoria perdida que revela la obra de un autor negado?
Un joven periodista cubano viaja a Gibara tras la huella de Guillermo Cabrera Infante. Descubre que apenas si queda alguien que conozca de quién se trata. Lo que queda de la vieja casa familiar es el torpe aparejo de unos muros de bloques revestidos con cemento, a los que han añadido puertas, ventanas y un techo a como dé lugar. Ahí vive alguien hoy, pero mejor no detenerse a preguntar.
Tiempo después, otro joven periodista se traslada hasta Banes, ahora con el propósito de averiguar qué ha quedado de la que fue la casa de Gastón Baquero en el pueblo. Y todo lo que su lente recoge son ruinas y maleza, unas paredes que se tambalean, que pujan por mantenerse erguidas, un yerbazal impune. Ni siquiera tiene la completa certeza de que se trata de la casa buscada, el antiguo hogar de la familia del poeta. Y como si de la letra de un viejo bolero se tratara, a quién preguntar si nadie puede responder.
El estado natural de un régimen como el cubano es la destrucción. Su locus es el páramo. El hombre de a pie así lo comprende y digiere. No le pidamos entonces que coopere con la memoria de un instante que atrás ha quedado. No tiene el escritor cubano por qué saberse distinto del hombre de a pie. Ninguno de los dos tiene memoria que venerar, no tienen su Cabaret Voltaire, ni siquiera la foto en la que Baquero pasea por un prado cualquiera. No existe eso que William Blake, citado por George Stainer en La Idea de Europa, ha llamado “la sacralidad del detalle mínimo”. Lo que tiene ante sí es que la Historia se ha portado como una estúpida.
Lo que de ninguna manera debe parecernos trivial es el uso que hacemos de esos espacios robados a la memoria de una nación, esos sitios que han quedado para recordarnos la capacidad destructiva del individuo investido de poder como supuesto ideólogo gestor de un proceso, ese que con gusto y sin temblor de pánico hubiera demolido el Capitolio con el único objetivo de apuntalar unas hipótesis.
En la Cuba de ahora mismo quizá sea posible aspirar a poner un kiosko con bocaditos y batido en el portal de la casa destartalada, y ya esto será más que una prueba al canto de lo que ya sabemos, el rotundo fracaso de esa aberración cincuentenaria llamada Revolución, pero pretender reconstruir, a partir de escombros tales, los asideros de una memoria sitiada nos llevará demasiadas décadas y quizás al final reparemos en lo inútil del esfuerzo.
Foto: Ruinas de la casa del poeta Gastón Baquero en Banes. Tomada de Daniel Alejandro en Facebook.
La casa de Baquero
Un novelista español ha contado su visita al manicomio de Herisau donde pasó sus días el escritor suizo Robert Walser. En su afán especulativo (cree que Walser fingió su locura para aislarse del mundo, es decir, se autoimpuso la desaparición), se entrevista con el actual médico-jefe del asilo, pero éste le muestra los informes que corroboran el desorden mental del autor suizo.
Bajo la nieve, el tour del ibérico continúa y se va al cementerio donde está la tumba de Walser. Toma unas cuantas fotos. Ya antes ha recorrido sitios memorables de la historia literaria europea: el Café Odeon, donde estuvieron James Joyce y Francis Picabia, y donde alguna vez bailó Mata-Hari; el Cabaret Voltaire, punto de inicio del movimiento dadaísta y luego cueva de los surrealistas.
Muy cerca del Voltaire tenía su casa un famoso activista político ruso, luego regicida encargado de ascender al quepis ferroviario a la categoría de atuendo de revoluciones, de quien se dice que jugó una partida de ajedrez con Tristan Tzara en una calle de esa misma Zurich recorrida ahora por el novelista español.
Alguien le comenta los avatares del Cabaret Voltaire a lo largo de las dos últimas centurias: restaurante grasiento en los años veinte, sitio decorado como una casa de campo en los treinta, discoteca de mala reputación en los setenta, bar gay en los ochenta, adquirido en 2002 por un banco suizo y finalmente ocupado por jóvenes auto titulados neodadaístas que llenaron de graffitis sus paredes.
Al final de su viaje, le ronda la idea de la desaparición, entendida ésta como la posibilidad del hundimiento en lo común del mundo.
Maleza y escombros
En algún punto de su recorrido vital, el escritor cubano, ese ser constantemente punzado por la necesidad de tomar partido, deberá preguntarse a partir de cuáles asideros reconstruirá su pasado, es decir, se propondrá una “no-desaparición”, tal vez descifrada esta como un reencuentro consigo mismo y la anulación de la imposibilidad de seguir adelante.
A escala de país, ya sabemos, en Cuba se ha ensayado el tópico de la prisión que captaba la atención de Michel Foucault, aquel sitio en el cual “el poder no se oculta, no se enmascara, se muestra como tiranía llevada hasta los más ínfimos detalles”. Sin embargo, ¿qué va a suceder con aquellos escritores que han sido desaparecidos por una expresa voluntad de poder? ¿Cómo comenzar a recuperar, mucho más allá de lo parcial o lo simbólico, ese trozo de memoria perdida que revela la obra de un autor negado?
Un joven periodista cubano viaja a Gibara tras la huella de Guillermo Cabrera Infante. Descubre que apenas si queda alguien que conozca de quién se trata. Lo que queda de la vieja casa familiar es el torpe aparejo de unos muros de bloques revestidos con cemento, a los que han añadido puertas, ventanas y un techo a como dé lugar. Ahí vive alguien hoy, pero mejor no detenerse a preguntar.
Tiempo después, otro joven periodista se traslada hasta Banes, ahora con el propósito de averiguar qué ha quedado de la que fue la casa de Gastón Baquero en el pueblo. Y todo lo que su lente recoge son ruinas y maleza, unas paredes que se tambalean, que pujan por mantenerse erguidas, un yerbazal impune. Ni siquiera tiene la completa certeza de que se trata de la casa buscada, el antiguo hogar de la familia del poeta. Y como si de la letra de un viejo bolero se tratara, a quién preguntar si nadie puede responder.
El estado natural de un régimen como el cubano es la destrucción. Su locus es el páramo. El hombre de a pie así lo comprende y digiere. No le pidamos entonces que coopere con la memoria de un instante que atrás ha quedado. No tiene el escritor cubano por qué saberse distinto del hombre de a pie. Ninguno de los dos tiene memoria que venerar, no tienen su Cabaret Voltaire, ni siquiera la foto en la que Baquero pasea por un prado cualquiera. No existe eso que William Blake, citado por George Stainer en La Idea de Europa, ha llamado “la sacralidad del detalle mínimo”. Lo que tiene ante sí es que la Historia se ha portado como una estúpida.
Lo que de ninguna manera debe parecernos trivial es el uso que hacemos de esos espacios robados a la memoria de una nación, esos sitios que han quedado para recordarnos la capacidad destructiva del individuo investido de poder como supuesto ideólogo gestor de un proceso, ese que con gusto y sin temblor de pánico hubiera demolido el Capitolio con el único objetivo de apuntalar unas hipótesis.
En la Cuba de ahora mismo quizá sea posible aspirar a poner un kiosko con bocaditos y batido en el portal de la casa destartalada, y ya esto será más que una prueba al canto de lo que ya sabemos, el rotundo fracaso de esa aberración cincuentenaria llamada Revolución, pero pretender reconstruir, a partir de escombros tales, los asideros de una memoria sitiada nos llevará demasiadas décadas y quizás al final reparemos en lo inútil del esfuerzo.
Foto: Ruinas de la casa del poeta Gastón Baquero en Banes. Tomada de Daniel Alejandro en Facebook.
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Monday, October 18, 2010
Dos años de soledad
Leo que Yeniel Bermúdez, futbolista que integrara la selección nacional cubana, vive actualmente en Alaska. Allí fue entrevistado para el Anchorage Daily News, gracias a lo cual nos enteramos de cuáles han sido sus avatares para establecerse en Estados Unidos y ganarse el pan.
Yeniel fue uno de los jugadores cubanos que en marzo del 2008, en Tampa, Florida, aprovechando un partido de las eliminatorias olímpicas de cara a Beijing, abandonó el equipo y solicitó el estatus de refugiado. Es lo que la prensa comúnmente denomina aquí, en el mundo libre, con el horrible infinitivo de “desertar”.
En estos dos años, Yeniel apenas ha jugado fútbol. Cuenta la entrevistadora que estuvo participando en un torneo con un equipo de divisiones menores llamado Charleston Battery, en South Carolina, donde cuenta que se sintió como un “outsider”. Actualmente no tiene contrato profesional. Ni siquiera ha encontrado trabajo –fue despedido de un empleo anterior cuando su jefe descubrió que no puede escribir en inglés–, aunque está vinculado como voluntario a una escuela.
Tampoco le ha acompañado mucho la fortuna que digamos. Intentó jugar para las Chivas USA, donde milita el goleador cubano Maykel Galindo, pero un desgarrón en los ligamentos borró toda posibilidad de debutar en la MLS. Antes, tampoco había podido integrarse a la organización de Los Angeles Galaxy porque aún no tenía los papeles en regla.
Ahora se entrena en solitario en un campo de una escuela. No hay nadie con él, nadie a quien pasarle el balón, sólo su pareja y la periodista. Todavía usa el traje de la selección nacional de la que alguna vez fue capitán y de la que ahora hasta un hermano menor suyo, allá en Cuba, ha sido marginado. Está a la espera de alguna oferta, preferentemente desde Estados Unidos, donde se sigue jugando un fútbol bastante mediocre.
Para el antiguo zaguero del equipo de Cienfuegos, estos han sido dos años de soledad. Pero por dura que sea la vida del emigrante, Yeniel tiene hoy infinitas posibilidades de triunfar, absolutamente muchas más de las que le eran negadas en la Isla. Que esas oportunidades se hagan realidad un día depende ahora en exclusiva de él, de su talento y de la dedicación que ponga para seguir manteniéndose en forma, y no de la subordinación irracional a un gobierno que ya no puede blasonar de sostener (por suerte) ni siquiera una coherencia ideológica. Mucho menos puede promover y financiar un movimiento deportivo que arroje los resultados de antaño.
De ese desastre mundial en que han convertido a la Isla de Cuba, lo único que parece meritorio es escapar a como dé lugar, apostar a las interrogantes del futuro en vez de vivir anclado en el pasado. Eso fue lo que hizo Yeniel y aunque no le haya ido del todo bien aún, el primer paso ya lo dio, que es adquirir por sí mismo una libertad individual que nada ni nadie podrán limitar.
Foto: Bob Hallinen / Anchorage Daily News
Friday, October 8, 2010
Vargas Llosa o el hombre visible

Hoy en Diario de Cuba, de Madrid:
Nobel de Literatura
Vargas Llosa y Cuba, memoria y visibilidad
Michael H. Miranda Houston 08-10-2010 - 6:31 pm.
Muchos años después, ante un joven entrevistador cubano, Mario Vargas Llosa tuvo a bien preguntar por La Habana. Fue él entonces el interrogador. El novelista quería saber, recordó un sitio, unos cuerpos por La Rampa, indagó por una ciudad ya inexistente, habitable y habitada sólo en su memoria, una plaza de hallazgos aciagos, el escenario de una batalla que no ha terminado.
La evocación habanera del ahora —al fin— Premio Nobel destrenza una serie de encontronazos que presumo se avivarán tras la noticia del galardón. Ya circulan algunos comentarios echados a rodar desde esos estrechos círculos tropicales de poder: la cosa huele a algo que va más allá de la literatura.
Para La Habana siempre habrá un algo más allá de la literatura, incluso cuando ni siquiera haya literatura en serio. Pero Vargas Llosa debería estar muy tranquilo. Ha sido el hombre de letras, ha encarnado un oficio, ha sobrevivido a su propio agotamiento y ha terminado imponiéndose en una carrera de resistencia que, no lo olvidemos, tuvo en su primer tramo su momento más memorable, justo antes de que la Revolución lo criminalizara.
Ante todo tendríamos que preguntarnos cómo ha sido leído Vargas Llosa desde Cuba. Sus novelas llegaron siempre a destiempo, aunque para ese entonces ya habíamos aprendido también a leer en negativo, en el envés de ciertas páginas, a esquivar con un titular del diario Granma el ojo del que acusa.
¿Cómo leer al escritor que trata forzosamente de recuperar ese mismo pasado que va a ser acuchillado cada día por el poder?
La relación difícil de los escritores del boom con la Revolución cubana se funda en el equívoco ancestral iberoamericano de la posibilidad prometida de redención por el poder. Y sin embargo el entramado de esa relación describe la misma curva enfática de todas las hipocresías de manual.
A posteriori podemos inquirir y con crudeza qué hacía Vargas Llosa entusiasmándose con un proceso que apenas en octubre de 1959 ya había adquirido ribetes de farsa. La Revolución cubana fue y sigue siendo lo que Vargas Llosa ha denunciado que fue la Unión Soviética en su
momento a ras global: el mayor —y por lógica el peor— reto para las democracias latinoamericanas. Esos mismos revolucionarios no le iban a perdonar después su demasiada visibilidad, su activismo político de signo contrario que alcanzó a rozar la presidencia de Perú, mucho menos su éxito económico si ello significaba que no iba a dejar un peso a las arcas del desmantelado Departamento América.
Esa misma visibilidad política tan incómoda para el castrismo hizo que la Academia demorara un veredicto de tanta justicia. Arthur Lundkvist había jurado que Jorge Luis Borges no se llevaría el Premio mientras estuviera él para impedirlo. Para escarnio de los suecos, Borges murió primero que el tal Lundkvist.
Vargas Llosa sobrevivió a ambos y ha dejado un par de novelas que podemos tranquilamente considerar obras maestras. Otras cuatro o cinco son bastante memorables y bastarían para dejar una huella en las letras hispanas, para asegurarse la posteridad. Y ya sabemos que a veces ni siquiera es necesario un libro para ser calificado como un clásico. Pero la Academia sueca había venido devaluando el premio al cual se podía aspirar sin tener siquiera sesenta años. Lo cual sería una muy buena noticia si Julio Cortázar y Roberto Bolaño no hubieran muerto tan jóvenes.
Los cubanos que amamos la libertad no tenemos motivos para sentir indiferencia por el otorgamiento de este Premio a Mario Vargas Llosa.
Porque pocos intelectuales, escritores o artistas, han mostrado una persistencia mayor en denunciar la naturaleza represiva del régimen de La Habana. Y porque imaginamos cuánto puede doler una noticia así en las cavernas del torturador, allí donde surgen/suceden las oscuras tramas de la vida real, esas historias de resistencia del individuo ante el poder que Vargas Llosa ha puesto en varias de sus novelas.
Foto: Diario de Cuba
Friday, September 10, 2010
Obituario

El pasado 8 de septiembre murió en Houston el señor Andrés A. Puello, quien fuera el organizador desde hace algunos años de la Feria del Libro Hispano de esta ciudad, evento sobre el que escribí una vez.
Gracias a ese post, donde Puello amablemente dejó un comentario, sostuvimos luego una muy agradable conversación telefónica. No nos conocimos personalmente, pero aprecio la huella que dejó en vida. Y ojalá la Feria pueda seguir adelante sin él.
Mis condolencias a su familia y gracias otra vez a Casa Cuba por hacerme llegar la nota.
Foto: Tomada del portal de la Feria del Libro Hispano de Houston.
Friday, July 16, 2010
Flaco favor
Me entero que La Voz de Houston, el suplemento hispano del Houston Chronicle, publicó en 2008 este reportaje sobre la comunidad cubana en Houston.
Ese fue el año que vine a vivir a esta ciudad.
Trae algunas cifras interesantes que ya deben ser actualizadas, desde luego, sobre todo a partir de lo arrojado por el Censo más reciente.
Pero más interesante aún es la ausencia de "lo político" en el testimonio de los cubanos entrevistados. Toda motivación para emigrar o abandonar una misión en Venezuela se reduce a lo económico. Una cuestión salarial. O de conversión de moneda.
Flaco favor el que cierta prensa presta a la lucha contra un régimen totalitario.
Foto: Martha M. Montejo. En un bar de College Station, Texas.
Monday, July 12, 2010
Notas del Mundial: Merecer no es ajeno al fútbol

España nos puso a sufrir. Desde el principio. Ese fue su plan. Pero finalmente nos recordó que la palabra "merecer" no es ajena al fútbol.
Porque merecieron esa Copa que ayer besaban y hoy pasean por Madrid. La merecieron a pesar de tanta economía de goles. Y porque algo debía destacar en este Mundial tan mediocre.
Sin un canalla del gol como Villa, no sé qué hubiera hecho España. Villa es el gol, lo lleva por todo el cuerpo, tiene el olfato y la capacidad que antes les faltaron a Salinas, a Luis Enrique, a Morientes e incluso al Niño Torres, en pésimo estado de forma esta vez.
Pero los tantos del ahora jugador culé surgen de un mediocampo que no se cansó de tocar la pelota, aunque muchas veces abusaran de las pausas y del último toque, seguramente como resultado de esa escasa aspiración de gol que en lo personal tienen Iniesta, Xavi Hernández, Xavi Alonso, incluso Busquets y Capdevila.
Me pasé el partido lamentando justo eso. Que ni Xavi Hernández ni Iniesta tiraran a puerta. Que tuvieran tan poca vocación ofensiva. Pero entonces el gol vino a callarme. Tenía que ser de Iniesta.
Bigotón para Presidente. Y tenía que ser Vicente del Bosque el técnico que llevara la Copa a España. Hombre comedido, amante del bajo perfil, responsable de las últimas glorias europeas del Real Madrid. Debido a esa decencia en el trato con la prensa y con el vestuario, fue destronado por Florentino Pérez. Lo mejor que pudo pasarle a Del Bosque, la verdad. Pero también lo peor para el Madrid, que terminó en la insulsez sufriendo un desfile de técnicos.
Es admirable Del Bosque por su carácter, tan lejos de estos charlatanes de ocasión, los Maradona, Aguirre, Domenech, un poco Dunga.
Lo es también por no traicionar un estilo que aparentemente no le pertenecía (en este grupo están las manos de Guardiola y de Aragonés), por dejar que sus jugadores hicieran su juego, el que saben hacer, se entendieran y dejaran a un lado tanto escepticismo histórico.
Tuvo un capricho y España lo pagó con su poca solvencia en ataque: tanta insistencia con el Niño Torres no le hizo bien al equipo.
Un Mundial simbólicamente africano. No sé por qué un periodista español considera a este un Mundial mentiroso. Que si Shakira, que si la FIFA... Por un momento olviden la hipocresía y dejen tranquilos a los ricos, que son los que hacen posible los Mundiales, las Olimpiadas, las Ligas y los diarios donde escriben estos cronistas. Le dio un ataque tercermundista a Diego Torres. No sé qué más esperaba de África. ¿Más color, más música, acaso que las cámaras remarcaran más la pobreza y menos a los Rooney, Cristiano Ronaldo, Messi?
La FIFA erró al darle la sede a Sudáfrica, fue puro simbolismo y eso suele pagarse caro. Hagámosle honor a la memoria, recuerden Atenas 2004 y lo que están sufriendo los griegos hoy.
Thursday, June 24, 2010
Notas del Mundial: los grandes que ya no son

Maneras de estar muertos. El Mundial ya es historia para casi la mitad de los equipos. Cuando escribo esto faltan apenas dos grupos por definirse. Las mayores decepciones, no hace falta escarbar demasiado para descubrirlas: la Italia de Lippi y la Francia de Domenech, ese bribón.
Los dos protagonistas de la final del 2006 terminaron desdibujándose sobre las canchas sudafricanas, penando por sus propias miserias, más históricas que coyunturales.
Porque en el Mundial alemán un árbitro le concedió gloria prestada a la "azzurra" ante una guerrera Australia, y Francia aplastó con un par de chispazos, primero a una más que mediocre España a la que siempre ahoga el entusiasmo, y luego a un Brasil de espanto y muleta.
Y es que ambos -incluso la Francia de Jacquet de 1998- casi siempre echaron a andar moribundos, hasta que alguien viene y les tira un cabo. Pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.
Lo que viene. Una Copa tan pálida en sus inicios promete ponerse interesante a partir de octavos. Porque hay una llave que verá semifinalista a un equipo no considerado de la élite, llámese Uruguay, Estados Unidos, Sudcorea o Ghana. Y todo gracias a la Inglaterra de Capello, culpable a su modo de ese sismo de jerarquías que va siendo este torneo.
Porque no hay forma de entender -más allá de las a veces anárquicas leyes del fútbol- cómo un once que reúne a tipos como Lampard, Gerrard y Rooney deba echar mano a Jermaine Defoe para ganarles a unos cuantos obreros llegados de Eslovenia.
Thursday, June 17, 2010
Zapping
Es decir, una pausa (otra) en medio de todo esto del Mundial. Una pausa para leer algo de J. A.
Que vale la pena, para variar.
Wednesday, June 16, 2010
Notas del Mundial: esto del azar

Lo dicho, lo del azar. Jean Beausejour es uno de esos típicos delanteros sin gol que abundan en la Liga Mexicana. Su encuentro con la meta contraria es tan enrevesado como su apellido, dizque de origen haitiano. A él le tocó en suerte definir el partido de su selección, la chilena del argentino Marcelo Bielsa, ante la pequeña Honduras. El balón le pegó por pura fortuna en una pierna y entró. Así están ocurriendo las cosas en este Mundial, que ya le está debiendo mucho al fútbol. A pesar de ello, fue el mejor partido que he visto hasta ahora.
Mal necesario. Uno que ni por azar la mete entre los tres palos es el mexicano Guille Franco. Pero ya sabemos, no es su culpa. Es que el Vasco Aguirre está empeñado en usarlo a él para demostrar su teoría de que los técnicos pueden ser considerados el mal necesario en el fútbol. Mal estará México cuando los dos jugadores que son el rostro publicitario de la selección, Andrés Guardado y Memo Ochoa, están en la banca. Este último desplazado nada menos que por el Conejo Pérez.
Se lo digo a los socitos que de allá son y vienen: me parece la peor selección mexicana desde que tengo uso de memoria mundialista, esto es, desde 1986. Razón de peso para que la consideren favorita.
Notas del Mundial 1

Certeza. En el fútbol ya no hay jerarquías. Este es un Mundial que merece ser ganado por Nueva Zelanda. Y no digo Corea del Norte porque ni de broma asoma en mi cabeza que un país comunista sea campeón del mundo en otra cosa que no sea la tortura, la mentira o la represión. Jamás en el deporte que amo.
Pobreza del azar. Vistas las 32 selecciones en Sudáfrica, queda una imagen de pobreza que espero sea borrada pronto. Pero lo dudo. Porque la profusión del azar ha impuesto su norma. Demasiados goles anotados por errores, por carambolas, por distracciones. Nada de la ilusión de ganar jugando bien. Y encima este balón que me pone a dudar sobre los beneficios de la tecnología en función del espectáculo.
Demasiados goles anotados por defensores. Es como si los boleros comenzaran a ser cantados por los percusionistas.
Tuesday, May 25, 2010
Cubanos marcharon en Houston







Representantes de la creciente comunidad cubana en Houston marcharon en la tarde del pasado sábado 22 de mayo en defensa de los derechos humanos, en memoria de los mártires Pedro Luis Boitel y Orlanda Zapata, y en apoyo a los presos políticos y de conciencia que sufren vejámenes en las cárceles de Cuba.
La marcha se realizó en los predios del Herman Park y concluyó frente al busto del prócer cubano José Martí en el Jardín de las Rosas, cercano al Miller Outdoor Theater.
Fue allí donde varios exiliados cubanos activistas políticos, empresarios, antiguos miembros de la Brigada 2506 y ex prisioneros políticos hicieron uso de la palabra, entre ellos Enri Saumell, Armando Radelat, Jorge Ferragut, José Cruz Lima, Luis A. Pita, Adolfo Rodríguez y Evelio Fernández, entre otros.
Quiero agradecer especialmente a Lázaro Guzmán y a Jorge Ferragut el envío de las fotos y una reseña de lo sucedido.
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Thursday, April 8, 2010
Conciencia ciudadana

Sunday, March 21, 2010
Monika, memoria y lucidez

Desde hace tiempo leo las columnas de la escritora checa Monika Zgustova en El País. Siempre lúcida, siempre apelando a la memoria, siempre contra tantas miserias de lo humano. Ayer leí un nuevo artículo suyo y aquí lo recomiendo.
Thursday, March 11, 2010
Un viejo axioma contra el Madrid

Se desinfló de nueva cuenta el florentinismo madridista.
Se perdió la "pegada" que tanto ha alabado la prensa española. Era esa pegada la que había hecho respirar a toda la curia del Madrid. Y lo demás era aspirar a la suerte. como pasó ante el Sevilla en Liga días atrás.
Como proyecto, el Madrid sigue postergándose a sí mismo. Ese viejo axioma: comprar figuras no arregla un equipo, ya ni siquiera ayuda a maquillar un resultado.
Porque aquello del Alcorcón en Copa del Rey, madre del verbo, no tuvo nombre. Y ahora es el Lyon, que en la Champions, a decir recta verdad, venía siendo el Alcorcón de Europa. ¿Le hubiera durado algo este Lyon a cualquiera de los equipos ingleses que están en la Liga?
Thursday, March 4, 2010
Rumbo norte
Por Lázaro Guzmán
Nací en 1974. En ese año una revolución acababa con la dictadura de Oliveira Salazar en Portugal y los soldados se paseaban por las calles con claveles rojos en la boca de los fusiles entre la alegría popular. Mi madre, siempre atenta a los movimientos populares que conmocionaban al mundo, guardaba un recorte de periódico de aquellos sucesos en Lisboa.
Al final aquella revolución fracasó como tantas otras, pero siempre recordé la fotografía que acompañaba la noticia, una niña que miraba a los soldados desde la multitud. Los ojos de la niña, tan grandes como la luna llena, animaban mi universo infantil, deseaba conocerla algún día cuando yo fuera grande y pudiera viajar por el mundo. "Quiero ser diplomático", les decía a todos, “para poder viajar”.
Mi padre, que sabía lo difícil de poder estudiar esa carrera con cupo limitado y sin ningún contacto, entiéndase "palanca" que pudiera ayudar, creyó que lo mejor era comenzar a ahorrar para que cuando yo cumpliera la mayoría de edad pudiera viajar a Moscú en el único viaje turístico permitido para los cubanos en esa época. El problema fue que cuando pude tener el dinero ahorrado ya se había caído el campo socialista y también esa oferta turística.
Con el tiempo me hice ingeniero y logré trabajar para un instituto como investigador. Pude entonces viajar a talleres y seminarios a America Latina y Europa, hasta que una tarde de diciembre del 2002 decidí no regresar y "desertar" en México.
Ya se había vencido mi visa de 15 días, de modo que me encontraba ilegal, por lo que inicié la solicitud de asilo ante la Comisión de Derechos Humanos. Contaba con un dinero ahorrado, así que mientras decidían mi caso, busqué un pequeño cuarto en la calle Matamoros en pleno mercado de Tepito. Por las mañanas caminaba entre el olor a tortilla fresca de los puestos y el "pásele güerito que está barato" de los vendedores de stéreos, jeans, ungüentos de tigre para la potencia sexual y demás baratijas chinas, alguna legales y la mayoría de contrabando.
Un colega mexicano que había conocido hacía un año en un taller en Costa Rica, me había prometido trabajo en un centro de investigación en Oaxaca una vez que tuviese mis papeles en regla, todo era cuestión de esperar y si podía buscarme algun trabajito mucho mejor.
Encontré un puesto en Plaza de la Computación como vendedor de hardware, pero el salario era tan bajo que gastaba más en ir al trabajo que lo que ganaba, por lo que decidí quedarme quieto en el cuarto gastando lo mínimo y en espera del asilo político. Compré latas de atún, galletas y sopas instantáneas y con eso pensé aguantar el temporal.
Pasaron casi seis meses y la misma tarde en que no aguanté más el atún en un ataque de vómito, la Comisión me negaba el asilo, aconsejándome emigrar a los países fronterizos con una carta a manera de salvoconducto para no tener problemas en los retenes. Las dos opciones eran Guatemala y los Estados Unidos; si mi corazón alguna vez tuvo rumbo sur, por esa vez y para siempre se desvió hacia el norte.
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Lázaro Guzmán
Tuesday, March 2, 2010
Vigilia en Houston en memoria de Orlando Zapata
Gracias a la organización Casa Cuba y su incansable activista Jorge Ferragut recibí en mi correo las fotos de la vigilia realizada el pasado sábado 27 en homenaje al preso político cubano Orlando Zapata Tamayo, muerto en las cárceles cubanas días atrás. Este tributo a un cubano humilde, pero indoblegable tuvo lugar en la sede de la Librería Amigos, propiedad de Celso Alonso, en el número 5401 de la avenida Bissonet, al suroeste de esta ciudad.
El mundo se hizo eco de la condena por el lamentable deceso de Zapata y mostró su solidaridad con los demócratas cubanos. Y aquí en Estados Unidos ya no es sólo Miami o el estado de Florida el escenario de protestas, marchas, oraciones o vigilias.
Houston, en particular, cuenta hoy con una creciente comunidad cubana comprometida con la lucha de nuestros hermanos allá en la Isla por la definitiva instauración de la democracia y el respeto a los derechos humanos, continuamente pisoteados por el gobierno de los hermanos Castro.
No conozco a todos los hermanos que aparecen en estas imágenes, pero les envío mi abrazo y mi apoyo desde esta bitácora que es suya también.
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Monday, March 1, 2010
Un capuccino en la madrugada

Por Lázaro Guzmán
Vivo en el 794 de la Normandy Street, a dos cuadras de la interestatal 10 al este de la ciudad. La zona es el típico blue collar neighborhood , como catalogan a los barrios obreros en referencia a los uniformes de color azul que se usan en la mayoría de las fábricas. Mi uniforme también es azul, con el logo blanco de la Hunting Energy en el bolsillo izquierdo.
Normalmente trabajo de 6 de la tarde a 6 de la mañana, todos los días, sin descansar siquiera un domingo; pero hoy hubo problemas en las máquinas y salí a las 3 de la madrugada. Es viernes y pensé que podía aprovechar algo de la noche, así que me puse una camisa que guardaba en la taquilla y me dejé sólo el pantalón azul de obrero.
Manejé un rato hasta el centro de la ciudad, buscando algun bar o pub donde escuchar alguna banda en vivo o al menos música grabada. Los locales estaban cerrados: todo un ambiente de ciudad fantasma, con un decorado de rascacielos y autopistas que se entrecruzan. Decidí regresar a casa y me detuve antes en una gasolinera a comprar una cerveza. "No beer, sir", me dijo el dependiente azorado como si hubiese visto al diablo. Entonces recordé que la ley en Texas prohíbe vender alcohol después de las 2 de la madrugada; sin bebidas no hay razón para que los locales sigan abiertos o que la gente decida caminar simplemente por las calles. Todo está concebido para que las personas se acuesten temprano y estén listos para el trabajo a la mañana siguiente. Así funciona el sistema para tratar de ser lo más eficiente posible. Si queda algún tiempo libre que vayan a comprar a los centros comerciales para que luego los analistas puedan estudiar el índice del consumidor y predecir la economía.
Finalmente compré un capuccino frío y me lo fui tomando mientras manejaba. Al llegar al apartamento aún no tenía sueño y ya casi faltaba una hora para el amanecer. Encendí el equipo de música -no muy alto para evitar que los vecinos se quejaran a la administración del condominio- y pensé que era buen momento para poner la cortina en la ducha que llevaba ya como una semana de comprada y todavía estaba en el empaque.
Ya comienzan a levantarse los vecinos. Los de al lado son una familia china, ayer los vi por primera vez mientras salía para el trabajo, ellos venían llegando y me saludaron con una sonrisa. Los de enfrente son de la India. La señora suele pasear a su niña pequeña por los pasillos, a veces escucho el tintineo metálico de sus collares étnicos. Nunca me ha devuelto el saludo, creo que no entiende inglés, pero igual siempre luce inmutable cuando me ve, como si yo no existiera.
Aún no tengo muebles para la sala. En realidad no sé si me decida a amueblar por completo el apartamento, he empezado tantas veces desde cero y siempre dejando todas las pertenencias atrás, que esta vez no vale la pena esforzarme. No sé si lograré aguantar más de un año en Texas, ni siquiera en los EE.UU. Creo que me regreso a Europa en cualquier momento. Con suerte podré regresar a mi antiguo trabajo en Roma. Allá también todo cerraba a las 2 de la mañana y nada de conciertos con un volumen alto cerca del Vaticano para no despertar a Su Santidad. Pero la ciudad envolvía con su magia de ritos antiguos y me hacía sentir vivo. No como ahora en este sin sentido que me veo envuelto.
Ya ha salido el sol por completo, así que mejor me acuesto a dormir, mañana será otro día u otra noche, ya ni sé.
Foto: Archivo Internet.
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Friday, February 26, 2010
Trazado futurista del US 290/Beltway 8 en Houston
Interesante trabajo de animación en torno a una de mis rutas casi diarias aquí en Houston.
Tuesday, February 23, 2010
Orlando Zapata, mártir

Llego a casa bien tarde del trabajo y me encuentro con la triste noticia. Gran pena e impotencia. Hay tanta impunidad en ese régimen y está el mundo tan intencionadamente distraído ante hechos como este que sólo nos cabe desear lo mismo de siempre, pero quizás con más fuerza que antes: el fin de tantos años de oprobiosa dictadura. El fin y por la vía que sea.
Mis respetos y condolencias a la familia de este hombre cuyos restos descansarán en menos de dos metros de tierra humilde, agradecida y lo principal: libre.
Y no olviden nunca por qué luchamos: por ideas, por principios, por solidaridad, por amor. Es lo que nos quiere decir Orlando Zapata desde su silencio ya eterno. No vale ahora pensar que tanto sacrificio fue, es, en vano. Nada paraliza la sangre de un hombre que ha sabido morir por lo que cree.
Aquella lúcida frase de Herta Müller: “Cuando una vida humana es más corta que una dictadura, esa vida humana ha sido robada por el Estado”.
Descanse en paz, hermano Zapata.
Foto: Marcha opositora en la ciudad de Camagüey, Cuba, en solidaridad con Orlando Zapata. Tomada del blog Cruzar las alambradas, del poeta y luchador opositor cubano Luis Felipe Rojas.
Monday, February 22, 2010
Libros hispanos en Houston
Ayer domingo 21 se celebró en Houston el octavo Festival Hispano del Libro, en los salones del Hotel Hilton Southwest. Es un evento modesto, ciertamente de escasa proyección publicitaria, organizado por el escritor y empresario Andrés D. Puello, con la colaboración de varios miembros de la comunidad hispana en general (y cubana en particular) en esta ciudad.
En apenas dos horas y un poco más que duró mi visita al Festival me llamaron la atención varios hechos. Primero, la posibilidad real de que este evento pueda crecer en alcance y participación de autores, editores, libreros y promotores del área hispana de Texas y un poco más allá. Creo que los lectores hispanos de la ciudad lo agradecerán. Se notaba la articulación de un programa variado, aunque todavía en ciernes, que rebasaba los límites de la ciudad de Houston y extendía la participación a escritores que llegaron desde otras ciudades texanas como San Antonio -es el caso de Ani Palacios McBride con su novela Nos vemos en el purgatorio- e incluso desde Florida, con la cubana Josefina Leyva, y desde Argentina, con la poeta Graciela Bucci.
El Festival homenajeó este año a la poeta Marie Delgado Travis, de raíces puertorriqueñas y radicada en Houston, quien expuso sus libros La ventana/The window, Chicken Soup for the Latino Soul y Across the Long Bridge. De ella pueden saber más leyendo la entrevista que David Dorantes publicó en su blog La butaca, en el Houston Chronicle.
Otros autores que participaron en el Festival fueron Fernando Hernández (Lo que aprendí de mi perro), Daniel Monreal (Victoria, novela), María Luisa Garza (Sombras del paraíso, poesía), y el propio Puello, con su volumen Tres figuras de la historia.
Es real que el libro hispano en Houston no es un rubro de los más florecientes, pero tampoco está condenado al olvido. Lo demuestran varias librerías, algunas de ellas presentes en el Festival, especialmente la Librería Española, a la que dedicaré un post más adelante. Existen otras que no participaron esta vez, como la Librería Amigos, del cubano Celso Alonso, y Ritmo Latino, donde se puede encontrar buena literatura en español a buenos precios.
Escuché varios comentarios encontrados sobre la participación de la editorial Pathfinder en este Festival. Varios visitantes mostraron su disgusto con la ramplona maniobra de propaganda que realiza esta editorial, con promocionales incluidos de la liberación de los cinco espías cubanos. Así es la democracia y uno debe aprender a tolerar incluso lo que nos duele, aunque solo sea por aquello de que "libertad es libertad para el que piensa diferente". La mejor respuesta la tendrá siempre el lector: no vi a nadie comprarles un libro. Y así les va.
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Tuesday, February 2, 2010
Alguien ríe desde el más allá

En todo este tiempo que ha transcurrido sin actualizar el blog han sucedido cosas. Una de ellas fue conocer a Lázaro Guzmán, cubanos residente en Houston, quien me hizo llegar dos colaboraciones para este blog y algunas propuestas sobre el futuro de esta bitácora que revelaremos más adelante. La primera de esas colaboraciones va ahora acompañada de un sonoro ¡Siá cará!
Cuando una persona muere su espíritu desencarna, pasando a formar parte de una nebulosa energética en la que constantemente nos vemos envueltos. A mediados del siglo XIX, Alan Kardec en Francia desarrolló una teoría basándose en la idea de una posible comunicación con esos espíritus a través de seres humanos nacidos con ese don específico, llamados mediunidad. Así comenzaron los adeptos al espiritismo, siendo Cuba después de Francia y España, el país con más asociaciones, periódicos y hasta espacios radiales dedicados al tema.
La mayoría de las sociedades espirististas radicaban en La Habana y Matanzas, pero hacia 1950 mi abuela fungía como secretaria y responsable de la biblioteca de una sociedad de mediunidad en Nuevitas,Camagüey. Desde chica había descubierto que tenía cierto don para visualizar el futuro y el pasado, o para percibir el comportamiento de fenómenos anómalos, como cuando trabajaba los fines de semana cuidando la casa de la familia Perete. Contaba que sentía cómo se abrían los estantes de la cocina sin que entrara el viento por la ventana, o cómo las mesas y las sillas en la sala comenzaban a levitar.
Una noche mientras bordaba en su casa, la sombra de un corsario atravesó el corredor. Mi abuela le preguntó quién era y qué quería, pero no obtuvo respuesta. A la mañana siguiente les dijo a todos en su familia que aunque el corsario no hubiera dicho nada, era un presagio de que en el patio habían enterrado un tesoro. Nadie quiso creerle, solo Néstor, el marido de su hermana, asintió en realizar excavaciones para ver qué hallaban. No encontraron el tesoro, pero sí restos y hasta botellas completas de la época de la colonia, que aún hoy en día mi abuela guarda como floreros.
En ese tiempo Nestor comenzó un negocio de fletes de camiones y llegó a tener bastante dinero, mi abuela siempre sospechó que fue debido al tesoro, y que tal vez aprovechó algún día que nadie estuviera en la casa, para venir con un equipo detector de metales y excavar con más exactitud. Nunca creí la historia del tesoro, pero sí recuerdo que los mejores batidos de guanábana los hacía mi abuela con los frutos del árbol del patio.
En los años 60 comenzó la marginación de las sociedades espiritistas, pero ya en los últimos años hay un resurgir del kardecianismo. He leído que en abril del 2008 se realizó en la Habana el Segund0 Taller de Sociedades Espiritistas, al que asistieron estudiosos del tema de más de cinco países, incluyendo Francia.
"Eres la reencarcación de Andrés Caviglia" me dijo mi abuela un día. "Pero quién fue, qué hacía", le pregunté insistentemente. Sólo sabía su nombre y la imagen de un hombre vestido con overall de mecánico, manchado de grasa, y riéndose con picardía. Quedé desilusionado, aunque nunca creí en esa comunicación con el más allá, esperaba que me dijera que en mi anterior vida había sido un tipo célebre, qué tal uno de esos primeros pilotos que voló de La Habana a Camagüey o un escritor famoso, y no en cambio un vulgar mecánico.
Ahora, mientras trabajo en el turno de la noche en las máquinas y me siento abrumado cuando no puedo solucionar un problema con los controles o alguna pieza está trabada y termino sudando y embarrado de grasa, siento que alguien ríe desde el más allá.
Sin embargo, mi madre me ha escrito la semana pasada un correo electrónico y me cuenta que mi abuela tiene un mensaje para mí: "Dile a Andrés Caviglia que no deje nunca de escribir, sólo la literatura puede salvarlo".
Foto: Alan Kardec, archivos de internet.
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Wednesday, December 16, 2009
Naufragio ¿y final? de Cubaencuentro

Cubaencuentro ha llegado a su fin. ¿O no?
¿Qué ha sucedido, puede alguien decirlo públicamente?
Nos dejan caer atisbos. Y como escasa es la información, tiene uno que leer -y hacerse- especulaciones.
He ahí el dilema de todos estos años: la falta de transparencia en un sentido amplio, pero sobre todo en el manejo de fondos. ¿Cómo ha sido posible que tan buen financiamiento no haya sido empleado en crear bases sólidas de futuro para una institución que creímos imprescindible en el escenario de la pelea global contra la propaganda castrista?
Mientras vivía en Cuba, defendí a Encuentro en cada diálogo, ante cada ataque, de frente a todos. Los defendí incluso ante policías y agentes de la "cultura" del régimen. Los defendí porque en ello me iba la defensa de mi fe en una Cuba opuesta a la que hemos vivido y conocido durante medio siglo.
Colaboré con ellos e invité a mis amigos escritores y periodistas a hacerlo. Varios lo hicieron. Y fue arriesgado. Ya lo he contado. Los contagié con mi fe. Y ellos creyeron igual, a sus maneras. Cómo olvidar la avidez por tener cada número de la revista, por imprimir y repartir cada boletín de Cubaencuentro que puntualmente llegaba a una dirección de correo fantasma que habíamos creado mi esposa y yo sólo para eso.
Caminé La Habana detrás de un número perdido de la revista. Toqué puertas que no siempre se abrieron. Visité sitios donde no siempre fui bienvenido. Llamaban a mi casa desde la embajada española, para sobresalto de la familia, en un país donde por menos que eso te pueden convocar a una sesión de pescozones.
Había nombres enrolados en aquel proyecto sobre los que no podía tener ninguna duda: Antonio José Ponte, Michel Suárez, Manuel Díaz Martínez, Luis Manuel García, y luego Pablo Díaz, a quien fui conociendo y tratando en la medida en que crecían mis colaboraciones. Escribían gente a las que admiro y sigo leyendo por ahí, dondequiera que aparezcan sus trabajos, desde Rafael Rojas, Carlos Alberto Montaner y Néstor Díaz de Villegas hasta Rafael Alcides, Enrisco y Duanel Díaz. ¿Cómo no poner las manos en el fuego por todo eso?
Encuentro siempre tuvo quién le escribiera, por eso más de uno anticipó este naufragio. Supe de las críticas a su gestión. Las leí en el blog de Jorge Pomar, también en Penúltimos días. Lo leía todo sobre Cubaencuentro. Y pensé: estos tipos puede que tengan algo de razón, pero se les nota resentidos por algo. Y no sabía, no sé aún, muy bien por qué. Yo también me sentí molesto más de una vez con determinado enfoque demasiado atemperado o aséptico para mi gusto, con cierto recorte a un texto mío, o con esa necesidad cuasi patológica de calibrarlo todo, de buscar un equilibrio forzado, de apuntarse al buenismo y la corrección política. Pero de ahí a creer que todo se iría a pique, iba un trecho.
Y sin embargo, el desastre ha ocurrido. Y sus críticos han tenido la razón. Pero la oscuridad sigue.
Y viene una pregunta que siempre me hicieron y me hice: ¿quién es Anabelle Rodríguez? ¿Cómo pudo arreglárselas para hacer naufragar una empresa tan bien financiada? ¿O eso de "bien financiada" era sólo en apariencia? Después de esto, ¿pueden alguien creer, en el orden de confiar, en su capacidad, en su liderazgo?
Ha nacido Diario de Cuba, hacia donde se han trasladado Ponte, Pablo, Michel y los otros. Yo con ellos. Porque hay lealtades que me gusta sostener hasta las últimas. Les deseo suerte, aunque eso creo que está de más decirlo.
Thursday, December 3, 2009
Un montículo roturado

Buscando viejos apuntes recupero algunas líneas escritas a propósito de mis lecturas de José Kozer, un poeta cubano cuyas iniciales son toda una alegoría bastarda de la mejor literatura, la que refiere destrucciones pero reedifica, la que se detiene en las sombras para viajar hacia otras claridades, la que se solaza en la muerte para connotar renacimientos.
Yo no escribiría de un poeta si no lo sintiera cercano, aun cuando sepa que pretender arrojar luz, más luz, sobre otras páginas ya heridas por ella es difícil en ese concierto de contrapuntos entre sobriedad y desmesura que es la poesía de Kozer. Es a esto a lo que voy, al reencuentro de una ardua, intensa singularidad, un cuerpo que ha echado a andar, un montículo ayer florido y hoy calcinado y vuelto a roturar, una ciudad de apagadas noches sin asiento para viajeros, una nación de pesadumbre. Una urbe por levantar, ínsula perdida que no descansa, que propone lo elástico del lenguaje como epifanía y solución, pero otra vez reincidiendo en su espejeante azar, en su final acordado.
Esos sentidos que alguna vez recobrarán palabra/ciudad/nación portan esa condición de ductilidad verificable en Kozer, que ya dijo en una ocasión haber sido deslumbrado por simbolistas y también, ¡voilá!, por Lorca, imagino que el de Poeta en Nueva York.
¿Qué sabemos de este señor K? A nadie dijeron ni dirán en escuelas ni hogares que existía y existe. Llamémosles afortunados. Para esos escolares que fuimos, un poeta recomendado por maestro era poeta para desconfiar. Pienso en Nicolás Guillén, que no creo se reponga todavía de esos recelos. Cada vez que en la escuela se menciona a un poeta es para sospechar. Del poeta y de la recomendación, sumergidos ambos, ambos contaminados en y por las nociones previsibles de las heroicidades y los despertares mesiánicos, de las tribulaciones numantinas y de ciertas aleaciones espurias. Que ya en esas escuelas, no más colegios como decían mis abuelas, cada vez se recomienden menos poetas no creo le importe a muchos y lo peor es que no sé cuán malo sea.
Solo digamos que este señor K se yergue como lo contrario a un poeta recomendado, al poeta escolar de amapola en busto martiano, y lo más próximo a las fugacidades de la propia vida infeliz o a ese accidente terrible que es ser poeta joven.
Yo conocí a Kozer un día de febrero del 2002 en La Cabaña, en La Habana, que dicen es el peor sitio para conocer escritores. No me traje de Cuba aquel libro, la selección de su poesía titulada No buscan reflejarse, firmado por su autor, pero recuerdo algunas frases suyas que anoté y aún otras, y aquel rostro sereno de Kozer transfigurado en Ulises que retorna a tierra donde escasamente alguien lo espera para volver a partir en busca de.
Y todo cuanto halla es esto: No hay nada más allá del lenguaje. El lenguaje es una fatalidad. Es el monstruo anulavidas. Habrá que ser irrespetuoso. Siempre. re-Fundarlo. re-Crearlo. re-Armarlo. Siempre. Todavía abría páginas al azar de ese libro, leía yo algunos poemas y volvía a mirar esa nota escrita con apremio y letra frágil: El nombre es la mentira. Y seguido un signo, una grafía, un garabato, un ardid de lo ininteligible que no alcanzaré a desentrañar. Dios mío, cuánto de Tebas nos ha tocado vivir. Cuánto de familia fragmentada. Cuánto de animadversiones y disidencias hay en la larguedad de una poesía nacional.
No buscan reflejarse llegó en el momento en que llegó, mas cómo saber si era ese el momento justo. Antes vinieron algunos poemas en revistas, algo en Vigía, alguna entrevista y otra vez el deslumbramiento postergado. Esa demorada recepción de su poesía recuerda aquello de la acusada desterritorialización de la literatura cubana de las últimas décadas, no una más que improbable condición nómada, inaplicable al caso nuestro.
Kozer proviene de familia judía, sabe bien de esas migraciones ancestrales y ha sabido poblar toda su obra de referencias cosmopolitas, también antiquísimas, aunque la huella insular no le falte. El desplazamiento de la Isla como centro espacial o punto de llegada, transformada ahora en viejo espigón desde donde se configura un destino: partir, con una intensidad desconocida medio siglo atrás, tributa una dispersión que lejos de redundar en beneficio de cierto cosmopolitismo trasnochado deja un residuo amargo de rencores, descréditos, indiferencias, revanchismos y distancias multiplicadas en el tiempo. Hubo momentos en los que parecía no existir otra poesía entre nosotros que la de norma coloquial políticamente correcta, nauseabundamente afirmativa.
Todavía hoy se lamen algunos sus viejas heridas, pero valga recordar que a las excepciones les costaba doble llegar a ser reconocidas o nunca lo serían en la injusta medida en que lo fueron otras voces ya olvidadas dentro del coro nacional. Esos ademanes legitimadores, desafortunadamente, continúan privilegiando un discurso cómodo, quietista, de palidez acrítica, lector de la peor tradición desde el plagio o la pésima copia, para quien el lenguaje es una porra hecha de palabras y el poema es eso, una palabra tras otra, y mira con desdén lo que de verdaderamente revolucionador puede tener una poética asimiladora de corrientes estéticas actuales. Encontré en Kozer un poeta de lo absolutamente interior, evadido de lo acuosamente enaltecedor, aterido por la necesidad de dotar de sentido a la propia realidad desde ella misma y desde lo que se escribe. Antonio José Ponte da cuenta del hallazgo de una confesión en los diarios publicados de Kozer: el poeta dice no haber escrito todavía su gran poema, al que él llama rotundo o definitivo. En otro sitio, Kozer menciona la posibilidad copuladora del dueto Martí/Casal, ya opuestos y ya juntos para siempre, y los proyecta como “orbe reunido”, como “esa entidad centauro” que abrevó o abrevará alguna vez en las riveras de un río mítico insular. Así como no existe tampoco el gran poema, el poema rotundo o definitivo de Martí y de Casal más allá de sus propias vidas y de sus poéticas, en los poemas de Kozer late la telúrica intencionalidad de anular poderes espurios, magnificencias verborreicas, grandezas de ocasión, vastedades hinchadas de gravedad, grandilocuencias atroces, todos tan extraños a su discurso, a su pensamiento filosófico, y esa intención lo re-úne con una zona no desdeñable de la poesía contemporánea cubana.
Monday, November 16, 2009
Maratón por los Derechos Humanos en Cuba
Quisiera acompañarlos allá, tener el don de la ubicuidad para viajar y estar a la vez en Madrid y Barcelona y gritarles unas cuantas verdades a los representantes del régimen, pero como no va a poder ser, debo conformarme con poner en este blog el promocional de la marcha que organiza Cuba Democracia Ya! en España.
Monday, November 9, 2009
Berlin East Side Gallery
Un poco de arte sobre los restos del Muro de Berlín a propósito de los veinte años de su caída.
Friday, November 6, 2009
Del escriba deudor
Puse tornillos y tuercas en una fábrica de componentes electrónicos. Fue lo primero que hice al llegar a Houston. Trabajaba de noche, hasta la una o las dos de la madrugada. A veces trabajaba sábado y domingo durante semanas corridas, sin descansar ni un fin de semana. Con el dinero ahorrado entre mi mujer y yo pudimos comprarnos nuestro primer carro, un Honda Civic al que rebautizamos como Honda Parkinson por la manera en que vibra. Es el preferido de Alicia, nuestra hija, no sabemos muy bien por qué.
Tenía las mañanas libres. Las empleaba en estudiar un poco de inglés, navegar por internet y asomarme a la prensa hispana de Houston, con la esperanza de encontrar alguna oferta de empleo como periodista. La oportunidad llegó cuando el hoy desaparecido diario El Día puso una convocatoria para redactor-reportero de deportes. Mandé mi resumé y me citaron a una entrevista a la que acudí en blue jeans y camisa de mangas largas. Yo iba feliz, inocente de ciertas reglas. Me aceptaron, aunque luego me enteré de que estuvieron a punto de no recibirme pues no iba vestido de forma apropiada. Y yo pensé: Idiotas que son los tipos estos.
Estuve en El Día apenas cinco meses. Tras ser convertido en semanario, quedé desempleado y debí esperar dos largos meses antes de pisar otra vez un centro laboral. No está de más decir que con el cierre de ese periódico, la comunidad hispana perdió un buen vehículo de comunicación, aunque nunca comulgué con su enfoque parcializado al tratar algunos temas, como el de la inmigración ilegal y la seguridad interna, visión que naturalmente tenía su origen en el izquierdismo recalcitrante -y mucho de antiamericanismo también, perdonando la redundancia- de algunos redactores y editores.
Ahora trabajo en un restaurante. No puedo decir que sea miel sobre hojuelas. He debido sufrir las secuelas de un aprendizaje acelerado de un coctel bastante agridulce que contiene la forma de llevar un negocio, manejar dinero, controlar trabajadores, atender clientes en una lengua que domino a medias, bastante de civismo a la norteamericana, y unas cuantas onzas de normas de respeto y cortesía que en mi país fueron borradas del mapa de lo humano. Y ahí estoy, con la esperanza de continuar ganando en experiencia a ver si algún día toco en la puerta de eso que llaman "éxito".
¿Y el periodismo? ¿Y la literatura? Supongo que para aminorar esas deudas que contraje con ambos abrí este blog hace ya unos cuantos meses, pero si desde el pasado 20 de octubre no lo actualizaba es señal de que no soy (como decíamos en Cuba) muy buena paga.
Tuesday, October 20, 2009
Thursday, October 15, 2009
La odisea de un hombre bueno

Thursday, October 8, 2009
Cuaderno de bitácora III

No, a La Habana no la conozco tanto. Conocer, lo que se dice conocer, no. Santiago sí. Nunca dos ciudades se han repelido tanto.
Es difícil no asociarlas contrapuestas. Así las vi y las veo. Quizás sea porque nunca viví -vivir, lo que se dice vivir, tener "cuota"- en ninguna de las dos. Pero están en mi geografía. Y las menciono. Y cuando las menciono vienen a mí. Y vuelven a marcharse cada una por su lado, como gemelas en disputa, saltando por la ventana o echando a correr escaleras abajo.
De la una hablan todos. De la otra parece no hablar nadie. Acaso muy pocos. La una quiere salvarse. La otra sigue su ruta hacia el olvido, que es la destrucción total por otros medios. Lo implacable descrito con ligereza.
En Santiago puedes hundirte. Y de paso respirar empalagosamente mientras buscas algún asidero. Todo es turbio y transparente a la vez.
Bajábamos dos o tres veces por semana a la ciudad. A veces más. Partíamos desde la Loma de Quintero. Otra vez. Escaleras abajo. Otra vez. Y luego, al regreso, aquellas virutas de pan seco.
Y una caja de libros al hombro.
Para mí las palabras despertaron entre aquellas paredes multiplicadas. Hicieron su danza. Palabras y paredes. Volvían y se marchaban.
Santiago, esa sofocación. Esos rapers de turbamulta mutando en reguetoneros y un grupito de viejos tocando sus sones en cualquier parque de Enramadas. Esas destrucciones.
El mapa de Santiago, aquel mapa de ciudad carcomida, comprendía una línea de tiza que trazábamos desde Cuabita hasta la última de las librerías al alcance de nuestra avidez de escritores en ciernes. Todas las ganas del mundo por llegar a algún lugar. A algún lugar desconocido, situado siempre más allá de cualquier racionalidad.
Allí, donde fui indocumentado por unas horas, todo se volvía austero, fútil, descomplicado y la vez tan difícil.
Más de una página, en poema o cuento, intentó recoger aquellos humos de pueblo grande, de gran urbe encogida, venida a menos. Todas esas cuartillas tienen hoy la calidad del material inflamable, es decir, la dignidad de la combustión inmediata. Lo mismo que una ciudad con tantos estigmas y tan escasos apologetas.
Foto: Universidad de Oriente. Edificio del Rectorado, en la Loma de Quintero, Santiago de Cuba.
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Tuesday, September 29, 2009
Los ojos inyectados

Friday, September 18, 2009
Esa insoportable levedad

Es sólo una anécdota. Pero demuestra que todavía me queda algo ingenuo dentro.
Hace unos días visité on line el periódico El País, de España. Anunciaban en portada una entrevista digital con la novelista Belén Gopegui.
Para los que no la conocen, una seña: furibunda defensora del régimen cubano. No sé muy bien por qué, pero masoquismo no será. Masoquismo se espera de un cubano, pero no de alguien que vive en la Vieja Europa.
Lo pensé dos veces, pero terminé llevándome por no sé qué instinto y dejé mi pregunta, señal de que no siempre pensar las cosas dos veces arroja un resultado de provecho. Decía mi pregunta, casi textual:
Belén, los que aún creemos en los derechos humanos y las libertades de expresión y asociación como valores universales y perdurables, nos gustaría saber por qué defiendes al régimen dictatorial que impera desde hace más de medio siglo en La Habana. ¿Será acaso que no consideras que los cubanos deben gozar de los mismos beneficios que, por ejemplo, los españoles?
Al cabo de media hora, más o menos, volví a la página. La entrevista ya había concluido. La pregunta que envié no fue tenida en cuenta. En cambio, un mensaje final de la entrevistada me sacó la carcajada:
"Gracias por las preguntas, decía Céline: ya no nos queda demasiada música dentro para hacer bailar la vida, pero llevémosle la contraria, nos queda dentro y la necesitamos fuera, música y comunismo. ¡Salud!"
Así supe que hay gente muy rencorosa todavía en este mundo. Y que me queda algo de ingenuidad a pesar de mis treinta y cinco años.
Por cierto, más le valdría a la Gopegui no hacerle mucho caso al lector llamado Nostos y arreglarse ese pelo de una buena vez.
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