Saturday, July 4, 2009

Un bosque húmedo después de la tormenta

Hoy es el Independence Day y me he despertado preguntándome por qué escribo en este blog si apenas tengo lectores. Y peor, si apenas tengo tiempo para actualizarlo tras llegar a casa casi de noche, después de trabajar. ¿Vale la pena tener un blog que sólo puedo actualizar los fines de semana? Los poemas de Delfín Prats que me envía un amigo desde México me han sacado de estas cavilaciones. Desde que abrí esta bitácora tenía deseos de dedicarle unas líneas a la obra de este poeta cubano, amigo, ex compañero de trabajo, maltratado por la política, golpeado por la vida. Delfín había comenzado a trabajar en el Centro Provincial del Libro de Holguín hace dos o tres años con la esperanza de completar pronto el tiempo necesario para asegurarse algún retiro. Muy a pesar suyo, me consta. Pero como en la vida nada le ha resultado sencillo al poeta de El esplendor y el caos, en Cuba las leyes laborales han sido modificadas y ahora Delfín deberá esperar cinco largos años más para retirarse. Entre los escasos libros de poesía que pude traer de Cuba está un impreso (mirado con gran curiosidad por los agentes de Aduana, que finalmente lo dejaron pasar sospecho que sin entender nada) con los trece textos de Lenguaje de mudos, aquel libro vetado, convertido en pulpa y desaparecido de la superficie terrestre, que un amigo me convida a releer. Al poeta quisieron callarle la voz para siempre. Quisieron que también él se comiera sus papeles, que tragara sus versos y luego sudara consignas de hombre nuevo y futuro pluscuamperfecto. Era como purgar las palabras que contenían el pasado. Quisieron que aprendiera la lección de los nuevos tiempos. Y si no, pues que se muriera. El mañana no pertenece a los flojos. Los flojos no tienen mañana. Para los flojos no amanece nunca. En un país sin agua, ¿qué hacer con la sed?, se preguntaba Michaux. Donde prescriben el silencio no valen palabras. Te lo quitan todo. Pierdes tu condición civil, tu carta de ciudadanía. Nada puede contra tanto vacío acusatorio en la mirada de los otros. Y entonces el poeta calló. Vendió sus libros. Permutó su casa. Perdió amigos y, como de paso, algunos dientes. Adelgazó. Trabajó en cualquier cosa. Le nació una incipiente calvicie. Cambió sus papeles por bolsitas de té que mal complementan los esporádicos paquetes enviados por algún amigo en el extranjero. A veces el poeta recuerda esos graciosos trabalenguas que le escuchó algunas veces a Reinaldo Arenas, como aquel que habla de “una vida vana que vació su vanidad lejos de un bar en Varna”, y alguna que otra anécdota de una existencia demasiado en los bordes. A veces también vienen a su mente algunos versos suyos, y de otros, Esenin, por ejemplo, aquellas lecturas, aquellos años en la vieja Unión Soviética, aquellos templos majestuosos y los hombres avanzando de rodillas hasta los iconos. A veces habla de eso. Y a veces recuerda la noche habanera. A veces. Ya no hace falta romper la noche con un tremendo aullido, escribió Delfín. La poesía, qué animal extraño en un país de ajenidades. El poema suele esquivar a quienes pierden la fe y de él huyen. En tanto logos jamás neutro, la poesía también se nutre del silencio ajeno con una voracidad caníbal. Hoy, día 4 de julio, recuerdo a Delfín y me reencuentro con algunos de sus poemas. Como este, que casi me sé de memoria por las tantas veces que lo leí. HUMANIDAD Hay un lugar llamado humanidad un bosque húmedo después de la tormenta donde abandona el sol los ruidosos colores del combate una fuente un arroyo una mañana abierta desde el pueblo que va al campo montada en un borrico hay un amor distinto un rostro que nos mira de cerca pregunta por la época nueva de la siembra e inventa una estación distinta para el canto una necesidad de hacer todas las cosas nuevamente hasta las más sencillas lavarse en las mañanas mecer al niño cuando llora o clavetear la caja del abuelo sonreír cuando alguien nos pregunta el porqué de la pobreza del verano y sin hablar marchar al bosque por leña para avivar el fuego
hay un lugar sereno un recobrado y dulce lugar llamado humanidad
Foto: Kaloian Santos

9 comments:

  1. Michael saludos muy bueno tu post, piensate lo de abandonar el blog colega, recuerda que el perfume bueno viene en frasco chiquito, no importa la cantidad si no la calidad.
    saludos

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  2. No recuerdo exactamente la frase de Goethe, sobre la posibilidad de reconocer un genio ante la confabulación de los necios, Delfín ha dejado una huella muy a pesar de los pisotones y las barreras, no pocos tenemos su poesía en un lugar especial, sobre todo en una tierra donde "das una patada y salen poetas y pintores", pero rara vez poesía y pintura, no importa cuántos lean, sino que lo hagan.

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  3. Si te soy honesta no conocía su poesía así que me alegra mucho poder hacerlo a través tuyo, excelente el poema, conmovedor. Por favor, no abandones el blog, yo te visito regularmente y siempre tienes algo interesante que decir. Gracias por el post y la poesía.

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  4. Estimado Michael, no sé si lees los comentarios a tus post. Yo es la primera vez que dejo uno en el tuyo, aunque soy lector permanente de tu blog. Con este post has abierto mas la herida que quizás sangre en Holguín todavía, pero este post debe servir para más. Con este poemas de Delfín Prats nos abres mas las ansias de leer de ti, del él y de nuestras penurias cubanas. Yo lo sentiría mucho si abandoras la idea de seguir escribiendo. Pero la decisión es muy tuya y más que alentarte a seguir no puedo. Quizás valga la pena!! Saludos y un abrazo de continuación, Lester Cano, Colonia Alemania

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  5. Lester, leo todos los comentarios y los recibo con gratitud. Les agradezco a todos por sugerirme no abandonar el blog. Realmente pienso que el "tempo" de los blogs no debe ser tan espaciado, pero de todos modos confiemos en que vale la pena.

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  6. vale la pena, mas que todo el placer de escribir, siempre habra quien te lea. yo soy uno de ellos.
    Un saludo

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  7. acabo de ver por primera vez tu blog y si vale la pena si te gusta escribir, aunque solo lo leas tu.
    Yo lo hago y de veras anque me gustaria recibir muchisimas visitas y grandes elogios, el simple hecho de expresarme me hace sentir muy bien-

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  8. Michael, en Cuba también te leemos. Sigue, hermano, no hay otra posibilidad

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