Sunday, March 21, 2010

Monika, memoria y lucidez

Desde hace tiempo leo las columnas de la escritora checa Monika Zgustova en El País. Siempre lúcida, siempre apelando a la memoria, siempre contra tantas miserias de lo humano. Ayer leí un nuevo artículo suyo y aquí lo recomiendo.

Thursday, March 11, 2010

Un viejo axioma contra el Madrid

Se desinfló de nueva cuenta el florentinismo madridista.
Se perdió la "pegada" que tanto ha alabado la prensa española. Era esa pegada la que había hecho respirar a toda la curia del Madrid. Y lo demás era aspirar a la suerte. como pasó ante el Sevilla en Liga días atrás.
Como proyecto, el Madrid sigue postergándose a sí mismo. Ese viejo axioma: comprar figuras no arregla un equipo, ya ni siquiera ayuda a maquillar un resultado.
Porque aquello del Alcorcón en Copa del Rey, madre del verbo, no tuvo nombre. Y ahora es el Lyon, que en la Champions, a decir recta verdad, venía siendo el Alcorcón de Europa. ¿Le hubiera durado algo este Lyon a cualquiera de los equipos ingleses que están en la Liga?

Thursday, March 4, 2010

Rumbo norte

Por Lázaro Guzmán
Nací en 1974. En ese año una revolución acababa con la dictadura de Oliveira Salazar en Portugal y los soldados se paseaban por las calles con claveles rojos en la boca de los fusiles entre la alegría popular. Mi madre, siempre atenta a los movimientos populares que conmocionaban al mundo, guardaba un recorte de periódico de aquellos sucesos en Lisboa.
Al final aquella revolución fracasó como tantas otras, pero siempre recordé la fotografía que acompañaba la noticia, una niña que miraba a los soldados desde la multitud. Los ojos de la niña, tan grandes como la luna llena, animaban mi universo infantil, deseaba conocerla algún día cuando yo fuera grande y pudiera viajar por el mundo. "Quiero ser diplomático", les decía a todos, “para poder viajar”.
Mi padre, que sabía lo difícil de poder estudiar esa carrera con cupo limitado y sin ningún contacto, entiéndase "palanca" que pudiera ayudar, creyó que lo mejor era comenzar a ahorrar para que cuando yo cumpliera la mayoría de edad pudiera viajar a Moscú en el único viaje turístico permitido para los cubanos en esa época. El problema fue que cuando pude tener el dinero ahorrado ya se había caído el campo socialista y también esa oferta turística.
Con el tiempo me hice ingeniero y logré trabajar para un instituto como investigador. Pude entonces viajar a talleres y seminarios a America Latina y Europa, hasta que una tarde de diciembre del 2002 decidí no regresar y "desertar" en México.
Ya se había vencido mi visa de 15 días, de modo que me encontraba ilegal, por lo que inicié la solicitud de asilo ante la Comisión de Derechos Humanos. Contaba con un dinero ahorrado, así que mientras decidían mi caso, busqué un pequeño cuarto en la calle Matamoros en pleno mercado de Tepito. Por las mañanas caminaba entre el olor a tortilla fresca de los puestos y el "pásele güerito que está barato" de los vendedores de stéreos, jeans, ungüentos de tigre para la potencia sexual y demás baratijas chinas, alguna legales y la mayoría de contrabando.
Un colega mexicano que había conocido hacía un año en un taller en Costa Rica, me había prometido trabajo en un centro de investigación en Oaxaca una vez que tuviese mis papeles en regla, todo era cuestión de esperar y si podía buscarme algun trabajito mucho mejor.
Encontré un puesto en Plaza de la Computación como vendedor de hardware, pero el salario era tan bajo que gastaba más en ir al trabajo que lo que ganaba, por lo que decidí quedarme quieto en el cuarto gastando lo mínimo y en espera del asilo político. Compré latas de atún, galletas y sopas instantáneas y con eso pensé aguantar el temporal.
Pasaron casi seis meses y la misma tarde en que no aguanté más el atún en un ataque de vómito, la Comisión me negaba el asilo, aconsejándome emigrar a los países fronterizos con una carta a manera de salvoconducto para no tener problemas en los retenes. Las dos opciones eran Guatemala y los Estados Unidos; si mi corazón alguna vez tuvo rumbo sur, por esa vez y para siempre se desvió hacia el norte.

Tuesday, March 2, 2010

Vigilia en Houston en memoria de Orlando Zapata

Gracias a la organización Casa Cuba y su incansable activista Jorge Ferragut recibí en mi correo las fotos de la vigilia realizada el pasado sábado 27 en homenaje al preso político cubano Orlando Zapata Tamayo, muerto en las cárceles cubanas días atrás. Este tributo a un cubano humilde, pero indoblegable tuvo lugar en la sede de la Librería Amigos, propiedad de Celso Alonso, en el número 5401 de la avenida Bissonet, al suroeste de esta ciudad.
El mundo se hizo eco de la condena por el lamentable deceso de Zapata y mostró su solidaridad con los demócratas cubanos. Y aquí en Estados Unidos ya no es sólo Miami o el estado de Florida el escenario de protestas, marchas, oraciones o vigilias.
Houston, en particular, cuenta hoy con una creciente comunidad cubana comprometida con la lucha de nuestros hermanos allá en la Isla por la definitiva instauración de la democracia y el respeto a los derechos humanos, continuamente pisoteados por el gobierno de los hermanos Castro.
No conozco a todos los hermanos que aparecen en estas imágenes, pero les envío mi abrazo y mi apoyo desde esta bitácora que es suya también.

Monday, March 1, 2010

Un capuccino en la madrugada

Por Lázaro Guzmán
Vivo en el 794 de la Normandy Street, a dos cuadras de la interestatal 10 al este de la ciudad. La zona es el típico blue collar neighborhood , como catalogan a los barrios obreros en referencia a los uniformes de color azul que se usan en la mayoría de las fábricas. Mi uniforme también es azul, con el logo blanco de la Hunting Energy en el bolsillo izquierdo. Normalmente trabajo de 6 de la tarde a 6 de la mañana, todos los días, sin descansar siquiera un domingo; pero hoy hubo problemas en las máquinas y salí a las 3 de la madrugada. Es viernes y pensé que podía aprovechar algo de la noche, así que me puse una camisa que guardaba en la taquilla y me dejé sólo el pantalón azul de obrero. Manejé un rato hasta el centro de la ciudad, buscando algun bar o pub donde escuchar alguna banda en vivo o al menos música grabada. Los locales estaban cerrados: todo un ambiente de ciudad fantasma, con un decorado de rascacielos y autopistas que se entrecruzan. Decidí regresar a casa y me detuve antes en una gasolinera a comprar una cerveza. "No beer, sir", me dijo el dependiente azorado como si hubiese visto al diablo. Entonces recordé que la ley en Texas prohíbe vender alcohol después de las 2 de la madrugada; sin bebidas no hay razón para que los locales sigan abiertos o que la gente decida caminar simplemente por las calles. Todo está concebido para que las personas se acuesten temprano y estén listos para el trabajo a la mañana siguiente. Así funciona el sistema para tratar de ser lo más eficiente posible. Si queda algún tiempo libre que vayan a comprar a los centros comerciales para que luego los analistas puedan estudiar el índice del consumidor y predecir la economía.
Finalmente compré un capuccino frío y me lo fui tomando mientras manejaba. Al llegar al apartamento aún no tenía sueño y ya casi faltaba una hora para el amanecer. Encendí el equipo de música -no muy alto para evitar que los vecinos se quejaran a la administración del condominio- y pensé que era buen momento para poner la cortina en la ducha que llevaba ya como una semana de comprada y todavía estaba en el empaque.
Ya comienzan a levantarse los vecinos. Los de al lado son una familia china, ayer los vi por primera vez mientras salía para el trabajo, ellos venían llegando y me saludaron con una sonrisa. Los de enfrente son de la India. La señora suele pasear a su niña pequeña por los pasillos, a veces escucho el tintineo metálico de sus collares étnicos. Nunca me ha devuelto el saludo, creo que no entiende inglés, pero igual siempre luce inmutable cuando me ve, como si yo no existiera.
Aún no tengo muebles para la sala. En realidad no sé si me decida a amueblar por completo el apartamento, he empezado tantas veces desde cero y siempre dejando todas las pertenencias atrás, que esta vez no vale la pena esforzarme. No sé si lograré aguantar más de un año en Texas, ni siquiera en los EE.UU. Creo que me regreso a Europa en cualquier momento. Con suerte podré regresar a mi antiguo trabajo en Roma. Allá también todo cerraba a las 2 de la mañana y nada de conciertos con un volumen alto cerca del Vaticano para no despertar a Su Santidad. Pero la ciudad envolvía con su magia de ritos antiguos y me hacía sentir vivo. No como ahora en este sin sentido que me veo envuelto.
Ya ha salido el sol por completo, así que mejor me acuesto a dormir, mañana será otro día u otra noche, ya ni sé.
Foto: Archivo Internet.